
Soy un hueso, limpio y puro. Algún animal me separo del resto de los huesos y me roñó. Muchos se pelearon por mi, por esas pequeñas partículas de carne que aun estaban adheridas, pero de alguna u otra manera pase mis últimos momentos en una concha con agua y cloro, subordinado a los deseos de aquel ser que me saco del barro e indecisamente no sabia que hacer conmigo.